jueves, 3 de septiembre de 2009

Cuando te sientes así… en medio de una mala semana, en medio de un mal día y sin ganas de hacer nada… lo único que te levanta, que te motiva a seguir adelante, aquello que te da fuerzas para sonreír y levantarte son unos ojos como los tuyos, con un brillo especial que motiva, que dan ganas de agradecer a Dios por verte reflejado un segundo en ellos.

Y valoro todo lo que representa tener una persona como tú, que con sólo verte y mirarte sonreír, haces que cambie el color de las cosas… tras el primer abrazo, el gris ya no es tan gris como cinco minutos antes, y la “depre” no es tan dura como lo era por la mañana. En un momento cambió mi tarde, mi día, mi semana, mi vida entera. Ahora lo único que lamento, son tantos años lejos de ti.

Tal vez hoy, el significado del amor ha perdido sentido y se ha convertido en algo material y vacío gracias al marketing y la publicidad, a la irremediable influencia de los almacenes y los anuncios de televisión. Pero para mí, sigue significando lo mismo que cuando te vi por primera vez: ese amor que tú me inspiras y que muy adentro de mi corazón sigue dando calorcito, el amor que no necesita nacer en pareja, que no se limita al concepto cruel y vano de los mortales, el amor que es por sí mismo, que no necesita pretextos para ser, y que sólo se hace presente.

Sigue siendo tan tierno el significado de este día, como aquella declaración de amor a mis trece, como aquél sí con las mejillas rojas, como en aquellos días en que eras mía por tu propia decisión. Como aquella segunda declaración que siempre tuve en la punta de los labios y que jamás (por ser tan jóvenes) pude hacerte.

Ese mismo amor que me animó hoy a decirte que hubiera dado todo por haber tenido la oportunidad de estar siempre a tu lado, de ser tu novio eterno, tu marido, tu amante, lo que tú quisieras, con tal de vivir para siempre una aventura en la que el amor, lejos de apagarse, encontraría el verdadero sendero y el verdadero sentido.

Convertirme en aquél que para ti sería divertido, que sería tu compañero siempre en las noche de cine, en las cenas bajo la luz de las velas, en las veladas en solitario y con besos en una calle desierta bajo la complicidad de la luna, sin que importara nada alrededor.

Cuando te sientes así... en medio de una mala semana, en medio de un mal día y sin ganas de hacer nada… lo único que te levanta, que te motiva a seguir adelante, es un sueño que sale no sé de dónde y que de repente, cosquillea en tus dedos, que mueve tus manos y comienzas a escribir… y dejas tu corazón en medio de una hoja de papel y la firmas, y la dedicas a esa persona que te aprecia aunque no te quiere, (y aún así no importa porque ese amor te inspira), a esos labios que no te besan, pero te hacen seguir soñando…



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